miércoles, 26 de mayo de 2010

Die alone.

Mírala, es aquella cuyos zapatos resuenan contra las baldosas del pasillo entablando una solitaria melodía. Sí, sí, aquella que se sienta sola en la cafetería. La que no habla con nadie, la que no confía, la que tiene miedo.

Ella, que conoce bien el acre sabor de la soledad, no malgasta esfuerzos en conocer a nadie lo suficiente para le haga sentir algo, porque todos los sentimientos son, en el sentido último, sufrimiento. Ella, que ha llorado lágrimas amargas, que ha escondido secretos por no tener a quien contárselos, que vive el día a día como una oscura condena, sabe que sus sollozos se los lleva el viento todas las noches.

Ella, que una vez confió, que se atrevió a darlo todo por un sentimiento, y que sólo recibió golpes, golpes y más golpes, y dolor. Ella, que le tiene tanto miedo al dolor, que soporta el sufrimiento de la soledad, mal conocido, antes que todos aquellos males por conocer. Ella teme al riesgo, y a la gente, en general.

Pero ella también crece, y cumple años. Es entonces cuando descubre que hay gente a su alrededor. Vuelve a sentarse sola en la cafetería, de nuevo, pero mira de reojo a los demás, en especial a aquellos que le devuelven la mirada. Y se asusta cuando él se levanta de su mesa, y se acerca, y se siente junto a ella.

- Mañana es tu cumpleaños – afirma, blandiendo su mejor sonrisa.
- Sí – no sabe que decir, tiembla. No quiere hablar con él, ni con nadie, ¡se atemoriza!

Él espera unos segundos, como si le diese tiempo para reflexionar, y luego se atreve a invitarla a sentarse con sus amigos. El terror paraliza la mente de ella que, para su propia sorpresa, acepta.

Una cosa se sucede a otra, el miedo se cubre con el bálsamo del cariño de los demás, y todo se calma. Ella se siente liberada, se admira al descubrirse hablando con fluidez, como si todo pudiese salir bien. Allí todos la tratan con ternura, como la buena chica que es, como si fuese su amiga de toda la vida. Y así se siente ella.

Cae la noche, y amanece. Se despierta, con un sabor diferente en la boca. Su vida ya no sabe a soledad, todo huele diferente. Ella, que pensó que nunca amaría a nadie, que no sería amiga de nadie, que no conocería a nadie que mereciese la pena, acaba de recuperar su fe en la humanidad. Acaricia la felicidad aún con las puntas de los dedos, temerosa de que pueda esfumarse como un sueño.

Hoy cumple años y hoy descubre que tiene los mejores amigos que podría haber pedido. Hoy les ama a todos con su corazoncito inexperto, dispuesta a aprender de la vitalidad que todos ellos desprenden.

Ahora, mírala, es aquella. La que camina creando una melodía de pasos, armónica, con notas de muchos pies, y no sólo de los suyos. La que se sienta rodeada en la cafetería, ni más ni menos que por los mejores amigos del mundo. La que sonríe, a todos y a todo, a la vida en general. La que cura sus heridas con la verdadera amistad, que sabe dulce, y no amarga como el dolor, o como la soledad.

Ahora, es aquella cuya vida huele a felicidad, la que no tiene miedo. La que ama, la que siente, la que VIVE, que es lo más importante ;). Acaba de descubrir que no va a morir sola.





[Xidre]

2 comentarios:

Marcodefotos dijo...

porque si, porque mola, porque plasmar sentimientos es un arte, y de los difíciles...
porque el sufrir... va con el vivir, porque los golpes te hacen fuerte...
porque no se debe temer por la felicidad, se debe disfrutar...
porque me gusta el dulce sabor de la amistad... tanto... que es bueno empacharse con él...
porque nadie muere del todo solo
porque todo esto?
porque lo eres... eres una
ARTISTA :D

Xidre dijo...

Peroperopero...
Madre mía :)
Hoy entre todos vais a conseguir que me emocione de verdad :)
tenía razón al decir que sois los mejores amigos del mundo. ^^
Gracias por todo, "pequeño" Marco de Fotos entrecomilloso :)