miércoles, 17 de febrero de 2010

Getting nowhere.


Hay días en los que te sientes atropellada, empujada, zarandeada de un lugar a otro sin comprender muy bien por qué. La sensación es parecida a la mezcla de frustración, ira y humillación de cuando, después de haber pasado horas arreglándote, sales a la calle y empieza a llover. Se te moja el pelo recién peinado, se te corre el maquillaje, parece que te has lanzado vestida a una piscina, tus pies se ahogan en el interior de tus zapatos inundados… pero eso no es lo peor. Un coche que marcha a toda velocidad por la carretera, pasa sobre un charco, creando una ola tipo tsunami, mientras esperas en la acera para cruzar. Perfecto, ahora eres el monstruo del lodo. Ideal si vas a una fiesta de disfraces.

En esos momentos, la suciedad que te escupe la vida te salpica los ojos. Parpadeas, pero durante un rato no ves muy bien. Es más, cuando consigues sacártela de encima, aún tienes los ojos rojos, te escuecen y el mundo sigue borroso. Qué asco. Al final, o bien por las lágrimas lloradas o bien por el tiempo, que pasa incluso para ti, recuperas la visión, y todo vuelve a ser claro. Abres los ojos, dejando que entre en ellos la luz, pensando que el mundo va a volver a maravillarte. Es entonces cuando, decepcionada, vuelves a cerrar los ojos con fuerza, y lamentas haberlos limpiado.

Vale, la vida no siempre nos trata bien. El destino pone en tu camino gente que irremediablemente te hará daño, piedras con las que tropezar, miles de fallos que cometer… y no puedes cambiar de ruta. Hay veces que los maltratos son tan violentos que te gustaría poder denunciar a la vida en la comisaría. Pero tu antídoto es tener siempre helado de chocolate en el congelador.

Hace algún tiempo le diste una patada a la inocencia y te juraste a ti misma que aceptarías que las cosas son como son, y que a la vuelta de la esquina no te espera tu particular cuento de hadas. Pesimista por naturaleza, no crees en el amor. Y no me extraña, la verdad, después de lo que has vivido.

Sin embargo, pese a que eres una pesimista-realista-desencantada de la vida con tendencia a la autocompasión y tintes depresivos, hay algo que admiro de ti. Y es que nunca has dejado que nada de esto te frene. No has dejado de luchar. Te da igual que el mundo intente echarte para atrás, porque sabes que, al final, serán los que te ponen trabas los que no llegarán a ninguna parte. Y así, superas todos los baches de tu camino. “Tenemos que pasar el fuego, no quedarnos dentro”, me dijiste una vez.

Ánimo, criatura. Haz brillar el lema de la autosuperación en el mundo gris que te rodea. Admite tus errores, tu imperfección, tu desgracia y la ajena, cambia lo que deba ser cambiado y busca una razón para existir.

¿Sabes qué? Todos aquellos que alguna vez dijeron que no eras lo suficientemente buena… nunca fueron mejores que tú.


Xidre.

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Sometimes I fear that I might dissapear
In the blur of fast forward I faulter again
Forgetting to breathe, I need to sleep
I'm getting nowhere

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